domingo, 22 de noviembre de 2009

No cae ni una gota

Queridos y sufridos amigos, solo unas letras para deciros que por estos árboles de "la mediterránea" no cae ni una puñetera gota de agua. Deciros que nuestros campos tienen sed y nuestras ciudades, tan imbéciles como siempre, ni chicha ni limoná... es decir, que les trae al pairo el hecho de mirar al cielo para observar la evolución de la vida. En las ciudades, como siempre, se piensa más en la próxima visita al proctólogo o, en su defecto, al hipercons, que relativizar y sosegarse un poco en el tacto rectal de la naturaleza y sus consecuencias colaterales irreversibles.
Queridos y sufridos amigos, solo unas letras para deciros que estoy de vuelta, creo que recuperado de mis males del cuerpo o del alma, que esos si que escuecen y no ceden ni con analgésicos del tipo i bu pro fe si que tanto se ha puesto de moda últimamente a raíz de la gripe que nunca existió, sino en los bolsillos de cuatro, o cinco o, tal vez ¿seis? Seis los Keys, o sino que se lo pregunten a las farmas ceuticas, que ni son de Ceuta ni les gusta la moda...
Os saludo desde la ausencia y me despido desde la presencia, desde estas desgraciadas líneas que me decidí a escribir una tarde de otoño mientras la hojas del desvencijado álamo que me acompaña cada vez que miro hacia el exterior, se rompen en el aire porque no quieren ser pasto de la mierda de cuatro perros.
Un abrazo y, si acaso, nos vemos...

jueves, 11 de junio de 2009

TARDE EN EL AEROPUERTO

(Queridos y sufridos amigos. Os traigo este pequeño relato que escribí y publiqué el año pasado en otro portal. Los loros también nos hartamos de tanto volar. Preferimos, mayormente, un buen asado acompañado de gazpacho y vino de Somontano. Claro, luego te ven en la calle agitar las alas y se miran unos a otros como diciendo: "Y a este trastornado qué coño le pasa..."
Un abrazo)




Mi maleta a un lado. El portátil echando humo. Un repiqueteo del que es difícil evadirse y que va adueñándose sin remedio de todas las estancias de este aeropuerto. De este lugar perdido, oculto entre el follaje de la selva de los hombres.
La lluvia resbala por el cristal, por el cordón umbilical desde donde observo el ir y venir de los aviones, el lento baile deslizando sus panzas sobre las pistas. Huele a keroseno, a pizza, a perfume francés de mujer y de hombre, al cuero bien curtido de los zapatos "sebago" y a la alpaca de los trajes de mil euros.



Mientras, finalizo, imbuido de una torpe y anodina escritura, los últimos informes de las absurdas reuniones de trabajo que me han traído a este país. Levanto la cabeza para tomar algo del poco aire adulterado que queda en la estancia. Otros forasteros con parecidos trajes al mío, perfumes de leves variaciones que se confunden también con el mío y parecen pelearse por hacerse con el control de la madre de todas las esencias; otros con zapatos del mismo color que los míos - unos con cordones y otros sin ellos - con el mismo sentimiento de estar ya un poco hastiados de tantos kilómetros, de tanto cambio de hotel, de tantos saludos vacíos y sonrisas de "profident", de tantas personas como han pasado en cinco días por tu vida sin aportarte nada, rostros, palabras, palmadas que semejan traicioneros cuchillos clavándose en tu espalda, y universos que se
olvidarán apenas cinco minutos desde que se produzcan los encuentros. Otras personas, gemelas de mi existencia, pegadas a mí en estos incómodos asientos de las salas de embarque; pugnan conmigo para hacerse con el mejor aliento, con el mejor recuerdo, con el mejor pensamiento vago.
Aparece una pareja vestida de forma informal. Discuten acaloradamente. La mujer sostiene a su bebé sobre su pecho. El bebé llora desconsoladamente y sus llantos se hacen cargo de la estancia. Mis gemelos levantan nuevamente la mirada casi imperceptiblemente. Todo vuelve al primitivo orden.




Han pasado varias horas. En el exterior los aviones prosiguen con sus rutinarias maniobras. Se ha hecho de noche. Ya no llueve. Es extraño que mi avión no haya sido ya anunciado - pienso - Miro a mi alrededor. Mis gemelos han desaparecido. Todo ha quedado en silencio, en un ordenado y turbador silencio. Me estiro sobre mi asiento. Compruebo las llamadas del móvil. Qué alivio - reflexiono - nadie se ha acordado de mi hoy. Siento la boca pastosa, como si me hubiera bebido "el nilo" la noche anterior. Pongo en orden mi cerebro, hasta donde llego no hubo fiesta de despedida, todo lo contrario, cena rápida en el hotel a base entrecot de goma al estilo de "quién sabe donde", agua y una fruta de cámara, seguramente española. Luego, hotel y sueño, mucho sueño mientras mis neuronas eran castigadas por "Gran hermano" versión francesa..
Me duele la cabeza. "Trabaja usted demasiado" - me susurró compasivo el médico de la empresa en el último chequeo -
Me causa sorpresa que las tiendas "dutty free" también estén cerradas y los bares vacíos y sin camareros. Como si hubieran lanzado una de esas bombas de neutrones que desintegran los seres vivos pero mantienen intactas las construcciones y enseres. Entonces ¿Porqué no he sido yo también abducido como el resto de mortales? Debajo del traje gris medio arrugado, ultrajado por los continuos cambios de hotel, mi piel parece arder, parece revelarse contra el tejido. Será el ácido úrico - autoindulgencia severa - A pesar de estos leves desajustes en mi organismo me siento un hombre nuevo, libre de competencia, inmerso en un nuevo orden, en el orden dictaminado por la soledad, por el silencio que llega después de tanto desajuste.
En medio de tanta cábala por mi repentino estado suena el teléfono móvil, el maldito teléfono móvil. Demasiado bonito para ser cierto - atino a balbucear - Pulso la tecla verde con desgana. Al otro lado descubro una voz archiconocida. La voz áspera, insuflada de seguridad de mi jefe. Todas las alertas se encienden. Abro los ojos. Donde había noche hay ahora un sol abrasador y en los asientos donde un rato antes mis gemelos repiqueteaban con fruición en dura competencia por ser el más rápido, ahora hay arena. Un gran desierto de arena que se extiende hasta donde llega mi miope mirada. Y donde deslizaban sus panzas de acero los aviones de forma aburrida, me han colocado un mar embravecido por la tramontana. ¿Qué extraños magos son capaces de alterar de esta manera mi decorado? Mi habitat natural de vida, de supervivencia. Deben ser obras del diablo - barrunto estupefacto, ajeno al discurso de mi superior -
- Ángel Luís, espabila..... ¿Estás escuchando lo que te digo, Ángel Luís? Que las vacaciones se han acabado, que mañana te espero en El Prat para el viaje a Milán a encontrarnos con los estúpidos esos del grupo Tutto Filo. Parece ser que se ha metido por medio tu amiguito Roger y solo tenemos esta oportunidad de contraofertar. ¿Me oyes Ángel Luís?

Una ola recién escapada de la tormenta acaricia mis pies desnudos. Será la última vez hasta dentro de....

- Te oigo

No quiero volver a quedarme dormido. Mis sueños son muy desagradables.

sábado, 6 de junio de 2009

Manifiesto en contra de los que propagan los virus.



Queridos y sufridos amigos, perdonad mi intromisión y, quizás, el que este loro ofrezca un estado algo más iracundo de lo normal, pero es que no puedo más con tanta zafiedad inforvomitiva, ni con tanta manipulación. Os dejo este pequeño manifiesto que he redactado torpemente con mis uñas almidonadas y mi pico ya un poco agrietado. No es una cadena, se trata de un hartazgo general, porque cuando el susodicho huésped mute a virus aviar ¿Qué será de este pobre loro, pardiez? Snif, pequeño goteo lacrimal.... Un abrazo



Que yo soy un mortal que me cago en este virus sin nombre, en la prensa como cuarto poder apocalíptico, en los políticos barriobajeros y en todo el que la propaga más allá de donde llega de motu propio el inofensivo bichito ¿queda claro? Pues no quiero saber nada más de los mismos; de los aliados del vulgar resfriado, si acaso, me conformo con mirarle de reojo por si se transforma en Gozilla, que bastante tengo ya con el del elefante del Santander, con algunos que se llaman Paco y salen a patearse España con un par de huevos y un par de trajes nuevos, con otros que llevan las gafas tintadas y están esperando a pisar trullo y van cogidos de la mano con los que se supone tienen que gobernar algún día este multipaís tipo Port Aventura llamando Ejpaña, y más de lo mismo, con otros torpes que ya nos gobiehnan y, sin llegar a hacer la o con un canuto, me abofetean con sus inventadas e innecesarias leyes traídas del programa "quién sabe ande" cada vez que los observo subidos en una especie de atril. Que tampoco quiero saber de de muchos catetos empresarios "tipical españó" que si les hubieran ofrecido el arma del despido libre habrían dejado España hecha unas zorras, sorry, peor que todos los jinetes del apocalípsis juntos en alianza con virus y demás soplapolleces. Proclamo.







Un abrazo. Este es el panfleto de la cadena de la tontería de unos cuantos. Pásala que es gratis. Reza todo lo que sepas si sabes algo y, si no sabes rezar, tómate unas cañas fresquitas, que mañana ya saldrá alguien aplicando su particular teoría del orden, para amargarnos el finde. Ah no, sorry, que mañana es San Democratón, el muy...sorry, zorry. Perdón de antemano si he molestado a alguien.

miércoles, 29 de abril de 2009

CIELOS DEL PARAÍSO

(Queridos y sufridos amigos, aquí os traigo unas fotos sobre cielos, ángeles y ecos escapados de la nada. Las tomé esta semana santa en Extremadura, un país que no deja de sorprenderme cada vez que lo visito. Menos de lo que yo quisiera. Va por vosotros, por las personas que callan más que hablan y dicen verdades que otros ni siquieran atinan a gritar. Por su silencio medido, pausado, sabio... Un abrazo)



Te amé un día que jamás existió
solo en tu perfume incrustado en mi piel
Y crecían mis besos, esos que no fueron,
como crece la tormenta,
como crecen las mentiras
Te amé un día que era anochecido,
un día que nunca existío
antes de que llegaran tus excusas,
antes de que brotara el sol


¿Porqué asomabas tus ojos a mis ojos?
¿Porqué me enseñabas lo que nadie quiere enseñar?
¿Porqué me enseñabas cómo se ama al que no quiere amar?
Si ahora que nadie sonrié tras ese balcón,
tras esas cortinas, medio escondida,
Hasta los aullidos de los pájaros
parecen inventadas canciones de Serrat




Un día lancé dos mil pedradas a este cielo
no eran más ni eran menos, dos mil pedradas.
Y se perdían entre las alas de los mochuelos
Allá lejos... Muy lejos.
Y se fundieron entre la lumbre de lo imposible
Y llovió el viento amapolas
Y llovió el cielo aquello que yo más amaba

Un día lancé al cielo dos mil pedradas...















De Guadalupe partieron cuatro caballeros,
La llevaban en volandas, con su carita entelerida
sus ojos de almendra y sus cabellos negros
La llevaban en volandas, como en un presagio
Siendo todavía una niña,
Siendo aquella noche un presagio,
A que alumbrara sus ojos de almendra,
A que encendiera sus lacios cabellos
A que pusiera una sonrisa en su rostro de ángel
La llevaban en volandas, cuatros caballeros,
A que rozara sus labios agrietados
Siendo aquella noche un presagio,
A que nombrara su nombre
La virgen de Guadalupe


La llevaban en volandas, cuatro caballeros
Siendo aquella noche un presagio








(Dedicada a mi querido Buho real)

De esos ojos sabios,

Pequeños como océanos prisioneros,

Brotan guiños que parecen versos,

Florecen palabras igual que caricias

De esos ojos y de tus consejos

aprendí yo el nombre de las flores

y aprendí yo a ser un hombre

Sin dejar de ser niño

De tus silencio aprendí yo muchas cosas,

Otras me las enseñaste junto a los caminos que caminamos

Junto a las sendas donde nos detuvimos...

viernes, 10 de abril de 2009

Alineación de ganado

(Queridos y sufridos amigos, después de atravesar una especie de desierto, un páramo hostil que ha obligado a mi torpe vuelo a detenerse entre oasis y oasis, entre tormenta y tormenta, entre viento y marea; os traigo estas fotos de unos pobres terneros que están esperando sin remedio su espada de damocles. Todo lo que véis en estas fotos se verá dentro de poco, en un brutal santiamén, arrogado, arrastrado, abrasado por las aguas nacidas de la mano del hombre. Allí, en esos inofensivos barbechos un gigante de hormigón y agua reflejará los tintineos, las músicas y los ecos de otros tiempos, de otro espacio. Tiempo, espacio y... agua.
Un fuerte picotazo para todos)






Sobre estas cenizas mojadas construiré yo un imperio de lágrimas. Un imperio de nostalgia e impía mirada al pasado, a la nada, a lo que ya estaba fundido como el vidrio antes de ser cristal. Sobre este miasma de recuerdos de niños saltando, brincando, cogiendo desarmados bichos y mariposas, un día de Lunes, un día de Jesús resucitado, fabricaré yo un libro de versos que jamás se publicarán. Todo en La Cueva que habita el monstruo de mil doscientas cabezas y otros tantos cansados ojos lastimosos se mezcla con el eco martilleante de un goteo ancestral.



El monstruo siempre ha sido cariñoso y ha esperado a sus niños para regalarles sus travesuras y piruetas entre el laberinto tramposo de su morada oscura y acogedora. Todo aquel calor, aquel bullicio de canciones fusiladas por el viento escapado de las Villuercas, aquellos vasos de vino sinceros; aquellos jóvenes viejos incrustados debajo del tractor de Pedro y Andrés, durmiendo la mona o acariciándola. Aquellos juegos sin pausa; como si ese día finalizara todo y llegara el juicio del fin del mundo. Como si nunca hubiéramos jugado a nada en la vida. Aquellos padres e hijos empachados de tanta Naturaleza y de tanto amor... Sobre estas cenizas de un lunes, de esos lunes en los que resucita el Dios de los abrazos por encima de odios y diatribas, y de lanchazos de música y borrachera por encima de la rutina del mundo del demonio del agobio y la rutina; construiré yo el imperio de mi estampa de Alcollarín. Sobre ellos y no otros...pero, ahora, al monstruo de mil doscientas cabezas, se le ha llenado el rostro de arrugas de soledad y se le ha torcido el alma. Ahora tiene los ojos cerrados, no dice nada y ya no espera el juego y las trampas de los muchachos, de sus niños que venían a visitarle de tanto en tanto. Aquellos que ya no volverán y se harán adolescentes y luego personas con oficio y beneficio, y se verán obligados a pelear con otros ogros que se esconden detrás de los visillos de las ciudades. Ahora todo está inflado de agua y hasta los besos y arrumacos de los enamorados detrás de los canchos se han ahogado sin remedio.
Hoy un pantano cubre todos mis recuerdos y aquellas cenizas empapadas reflejan como pueden el brillo de las espadas del sol extremeño; del sol hiriente y cabreado. Del sol que alumbró las lumbres de sus hombres sabios. Seis vacas alineadas. Retama y pastos abandonados a su suerte. Seis vacas, cinco blancas y una roja. Seis animales esperando su suerte, su juicio sin defensa, mirándonos fijamente con sus ojos sabios y resignados mientras rumian sobre los últimos barbechos sobre los que construiré mis postreras añoranzas.

domingo, 15 de febrero de 2009

Cinco fotos enamoradas, cuatro.

Queridos y sufridos amigos. Os ofrezco estas fotos realizadas por un ser del que ya he hablado en una antigua entrada. Se trata de Rafael Martín, un explorador de lo que ofrece la naturaleza y de lo que, raramente, llegan a distinguir los ojos de un profano. Una rara avis, una persona volcada con todo aquello que se despereza en silencio a nuestro alrededor sin, que muchas veces, nos apercibamos de ello. Nuestro desconocida amiga Naturaleza. Una hombre al que quiero desde que era un tierno bebé y todos cariñosamente le llamábamos Rafaelín.
Rafa, he manchado tus fotos, a modo de leche en el café, con versos que escribí no sé cuando, ni sé cómo. Solo sé que los he encontrado en olvidados cofres de cuando uno todavía se peinaba con raya enmedio y espero que no desvirtúen el viaje. "homo servum divitiarum est".

Y el vuelo de las sombras,
el vuelo es flácido,
como el agua
y el barro
y el olvido
Otoño pausado, lento
Me duelen las ideas
y zozobran como un velero perdido
en la lejanía de las quimeras...

Ladra el perro
ladran todos los ángulos del engaño
De mi lejano hogar. Tan cercano
de mi pausado desvivir...
Grita el campo dos sonetos
de versos ensimismados.


Sueño que eres sueño de un viento
de un solano de una tarde de verano
acurrucados en el parque de siempre
junto al álamo y las palomas de siempre
sueño muchas veces ese sueño. Demasiadas
ese beso arrancado como un furtivo
ese último café en el bar de tu barrio
rodeados de una legión de amigos aplaudiendo
coreando como un himno nuestros errores
y el recuerdo infame de la nada
de tus palabras disfrazadas de poesía...



Cenizas, lodo y plomo
lenguas lascivas de tabernas
donde huele a hombre
donde el vino de pitarra
arranca un saludo
una plática que no es de este mundo
un abrazo, un recuerdo
que nadie podrá apagar
porque el fuego de estos pueblos
de estas jaulas vacías
de estos canchos heridos por el viento
solo se apagan con versos
con besos y con sueños de otro tiempo...




domingo, 1 de febrero de 2009

CUANDO LLUEVE...




(Dedico este pequeño viaje, a todas las personas que sufren el maltrato físico y el sicológico, éste último, sin duda, el mayor de los enemigos con los que tenemos que enfrentarnos hoy en día.
Esta historia ocurrió un día de lluvia, un día de felicidad para el inmenso silencio de lo cotidiano. El que todo lo borra y omite. Ocurrió y seguirá ocurriendo mientras las personas sigamos mirando para otro lado o escondiéndonos, de la misma forma que hacía este loro, en el calor egoísta de cualquier mentira. Un abrazo para todos.)















Soy un loro. Un estúpido loro harto de migas y pipas subvencionadas por la UE. Soy un loro de vuelo torpe a causa del exceso de bagaje culinario en mis envejecidas entrañas. Los loros siempre comemos lo que comen los demás y repetimos lo que dicen los humanos, con una reiteración que roza la imbecilidad....


El otro día descansaba en el ramaje del centenario álamo de un colegio de la gran ciudad. Llovía a mares desde hacía varios días, como una suerte de anticipo del denostado diluvio universal. Los diluvios son necesarios porque limpian la atmósfera de virus, bacterias y contribuyen a la selección natural. Solo las absurdas especies más torpes, hurañas y oportunistas suelen sobrevivir a estos fenómenos. A la salida del colegio pude comprobar la enorme capacidad de amar y sonreír que tienen mis imitados humanos y, eso, a pesar de la larga lista de preocupaciones cotidianas que les acechan; ya sean letras de la hipoteca, gastos generales de la casa, del colegio, de la alimentación, del combustible sobreinflacionado de, a duras penas, llegar a final de mes, de las caprichosas y, muchas veces mortales, enfermedades que les acosan.... Y a pesar de todos estos lamentables lastres, abrazaban a sus hijos, les besaban, les llenaban de lisonjas, de preguntas y sonrisas sinceras como soles. Todavía podían amar venciendo cualquier duda o sombra que les rodeara. Eso siempre me llamó la atención en mis adorables amigos y vecinos.


Pero en aquel colegio había una niña que permanecía estática sobre el improvisado rellano de la entrada. Mirando nerviosa a todos lados, como buscando aquellos besos y arrumacos que, de momento, solo estaban destinados a sus compañeros de clase. Su físico era poco favorecido, cabellos embarullados, gafas de otra época para tapar sus estrábicos ojos, el rostro hinchado a causa, quizás, de los muchos llantos acumulados a lo largo de su corta vida. Pero a mi me parecía bella. La belleza agreste que aún se descubre cuando se mira desde muy cerca. Continuaba nerviosa envuelta en aquella triste y agotada expresión y yo la observaba a ella desde mi árbol con más melancolía todavía por la circunstancia de no poder ser divisado. Allí no venía nadie a recogerla y el resto de compañeros ya habían desaparecido de la mano de sus ilusionados padres endeudados. Al fin, cuando ya solo llegaban ecos lejanos de otros colegios, de los coches intentando despistar los infinitos charcos del asfalto, de las músicas de fragancias de las cocinas de las casas, que me hacían desmayar cuando intentaba escucharlas a través de mis diminutos orificios nasales; al fin, llegó la que parecía su madre con un bebé de la otra mano y la expresión estampada en su rostro de la que ya lo ha perdido todo sin siquiera haber jugado ningún número en la lotería de la vida. Mi amiga pareció emitir un guiño de satisfacción que, apenas, duró unos segundos, y bajó corriendo las escaleras del colegio para lanzarse al regazo de su mamá. Aun, a sabiendas, de que se iba a poner como una sopa. La mujer no la besó y dio la vuelta para volver sobre sus pasos, por donde había llegado envuelta en tanta preocupación, con la niña a su lado sin ofrecerle, siquiera, el calor o el frío de su mano de adulta, de su mano de sabiduría . Y la niña la acompañó ni muy cerca ni muy lejos, apocada, silenciosa, con la cabecita ligeramente gacha, hasta perderse en la lejanía de las cosas que rodean la existencia de las personas. Y yo, desde mi álamo prestado, la envié un guiño de pájaro cómplice cuando ella torció su cabeza para descubrir mi vulgar escondite de pajarraco de vuelta de todo, y acabó mostrándome con la honestidad e inocencia que se rellenan las auras de todos los niños, la blancura de lo que me pareció una postrera sonrisa. Los loros no lloramos, pero solemos manifestar nuestra templanza o nuestros problemas removiendo y ahuecando nuestro plumaje. Así lo hice. He decidido, desde ese lluvioso día, no volver a la gran ciudad. En esos días grises y húmedos lo que parece luz, progreso y espontánea felicidad, se transforma en sombras y desconfianzas. En esos días, parece como si el agua, a modo de tul de las sensaciones de los humanos, nos enseña la enorme distancia que existe entre la sonrisa sincera de un agobiado y el desprecio del muerto que vive. La distancia que existe entre el compromiso material del que todos son esclavos y el compromiso moral del que, tan solo, unos pocos se alimentan. Ahora descanso en mi encina de la dehesa de la boticaria y escucho otro tipo de compromisos, los que llevo cien años oyendo sin que hayan variado un ápice. Y siempre guardo en un rinconcito de mi extraviada memoria un recuerdo para aquel último cruce de complicidad, entre un viejo pájaro loco y la niña que luchará contra la muerte viva de su madre y de su padre maltratador cada segundo y cada día de su vida, para huir con toda su furia del prematuro ataúd instalado en su hogar... Y la observo como se pierde en la lejanía empapada en lluvia, desprotegida pero henchida de fuerza para vencer la siguiente batalla. Y los adulterados charcos de agua, mugre y aceite se me figuran un enorme océano. Y lloro. Pero los loros no lloramos, solo repetimos lo que dicen los demás.

viernes, 30 de enero de 2009

MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD



Imagen: "Mamá tengo hambre" de Jesus y Encarna

MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDADQUIENES SOMOS:Los que suscribimos este manifiesto somos ciudadanos en el pleno uso de nuestros derechos civiles, y titulares de la soberanía popular, de la cual emanan los poderes del Estado.Los firmantes nos dirigimos a todos los ciudadanos del mundo, conocedores de la situación de pobreza, hambre y enfermedad en la que se encuentra gran parte de la población humana en un momento histórico, como el actual, en el que se disponen de los suficientes medios políticos, económicos y científicos que pudieran solucionar estos problemas.Este manifiesto tiene vocación de universalidad, y va dirigido a toda la humanidad, a cada ser humano que habita el planeta, para que tome conciencia de la terrible situación a la que se enfrentan millones de personas y de alguna manera actúe en consecuencia para terminar con esta insostenible situación. Por ello la versión original en español será traducida a diversas lenguas, pues nuestro propósito consiste en hacer oír la voz de la opinión pública en los lugares en las que se toman las decisiones políticas y económicas del mundo.

A QUIÉN NOS DIRIGIMOS:Nos dirigimos a la clase política gobernante de nuestros países; así como a los más altos mandatarios de las Organizaciones Internacionales, tales como la Organización de las Naciones Unidas, y a los Presidentes y Gobiernos de los países más poderosos económicamente de la Tierra.

LES MANIFESTAMOS:1.- Que este texto tiene su origen en la constatación de la extrema situación de necesidad y de hambre que sufre una gran parte de la población de la Tierra y en el desigual e injusto reparto de bienes que existe actualmente en el mundo. Entendemos que la ecuanimidad y la armonía en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, por lo cual es inadmisible que una gran parte de la población mundial tenga que enfrentarse a una realidad tan precaria, a tal grado de injusticia y desigualdad, a tanta hambre, pobreza y desnutrición.

2.- Que consideramos que dicha situación es intrínsecamente perversa y no admisible ni moral ni éticamente, dado que todos los seres humanos nacen libres e iguales. Igualmente, tenemos presente que todos los ciudadanos del mundo tienen esos derechos desde el mismo instante de su nacimiento y no como una promesa futura cuya conquista dependa de la realidad política, social o económica de sus países.

3.- Que defendemos que es completamente injusto, inmoral y un crimen humanitario punible ante los tribunales internacionales y la Historia que, en pleno Siglo XXI, existan seres humanos que pasen hambre en el mundo, y que mueran por ello. Que es un agravante de ese crimen que, existiendo las leyes internacionales suficientes, así como los medios técnicos, económicos y científicos para corregir dicha situación, los que ejercen el poder en el mundo no lleven a cabo las acciones necesarias para solucionar lo que generaciones futuras calificarán de verdadero genocidio en el que serán culpables todos aquellos que, teniendo los medios para solucionar el problema, no los hayan empleado.

4.- Que consideramos que esta injusta situación es contraria al Derecho Natural, a los Derechos Humanos y a las normas de la más elemental ética, y entendemos que ha llegado el momento de que la voz de la opinión pública exija de sus gobernantes el final de tal estado de cosas.

5.- Que el presente manifiesto no es un manifiesto utópico; y que tampoco es un manifiesto político, ni se pretende con el mismo la instauración de un nuevo orden político o socio-económico mundial, ni ningún menoscabo del tejido empresarial, sanitario y social del mundo desarrollado, sino la más elemental justicia con los desfavorecidos.

POR TODO ELLO, EXIGIMOS A NUESTROS GOBERNANTES:1.- La adopción de medidas inmediatas y urgentes para paliar tal situación de hambre, enfermedad y desnutrición en el tercer mundo. Consideramos que tales medidas no constituyen una utopía, sino que son perfectamente viables y posibles.

2.- Mantener el compromiso de cumplir los Objetivos del Milenio que, establecidos por Naciones Unidas en el año 2000, definen los principios a los que ha de ajustarse la actuación de los países y del sistema económico internacional para superar, con el horizonte fijado en 2015, las injusticias que aquejan a la humanidad.

3.- La realización de acciones solidarias sistemáticas con los países más desfavorecidos y que se establezca un orden lógico y humano de prioridades en la política económica, con proyectos inteligentes que creen riqueza y puestos de trabajo en los países afectados, facilitando un desarrollo sostenible y un progreso que les ayude a la consolidación de una red sanitaria, económica y social estable que haga posible el retorno a una situación de partida igualitaria.

4.- Que se tomen las medidas necesarias para que los países ricos destinen una parte de sus presupuestos a la creación de riqueza, de empresas y de fuentes de trabajo en los países afectados; así como la adopción de un acuerdo internacional, que debería subscribirse en la ONU de obligado cumplimiento para los países desarrollados.

5.- La implantación de un código ético que regule la estrategia de las empresas multinacionales, así como la eliminación de los paraísos fiscales y la aplicación de la tasa Tobin, ú otra similar, a las transacciones comerciales internacionales, que permita crear un fondo de solidaridad gestionado por Naciones Unidas.

6.- No aceptaremos simples declaraciones de principios que no se traduzcan en políticas concretas. En definitiva, APELAMOS al sentido de la generosidad y humanidad de todos, y fundamentalmente de la clase política internacional económicamente poderosa.Desde la tierra que espera y cree firmemente en la Solidaridad que construya un mundo mejor y más justo, a 30 de enero de 2009"El texto está disponible tambié en inglés, francés, hebreo, japonés, catalán y gallego en Diario de Cornelivs.

(Hola, queridos y sufridos amigos. Me uno a esta iniciativa que siempre es mejor que ver, oír y callar. Ellos, los de siempre, tienen las llaves de un mundo mejor, más justo y solidario. ¡Mucho ánimo!

Un abrazo)

jueves, 29 de enero de 2009

PAPEL JEAN


(Dedico este relato a aquella generación de la posguerra que, en mitad de la desidia de un País entero, enmedio de una pobreza insensata, no perdieron jamás el buen humor ni las ganas de prosperar y "tirar palante". ¡Va por vosotros, maestros de la vida!
Un día de primavera habíamos terminado de poner las maulas. El cielo era demasiado azul para ser un simple cielo. Me causaba pavor tanto silencio, solo roto por el canto de algún cuco lejano. Demasiado silencio para tanta naturaleza. Demasiada mudez para tanta lascivia... El sol de mediodía apretaba y nos pusimos al resguardo de las piedras de una cerca. Y tarareábamos María de la O desgraciaita gitana...De repente, en la amplitud del estrecho camino vimos la figura recortada de un hombre montado a caballo. Era un caballo pinto, altivo en su trote, como su dueño. Por su sombrero y sus ademanes, daba la impresión de tratarse de un contrabandista, de lo muchos que pululaban por nuestros campos en los tiempos de la posguerra. Yo no reparé excesivamente en él, bastante tenía con la modorrez del sueño entumecedor que provocaban el rumor exiguo de los abejorros y las primeras moscas de la primavera a mi alrededor. Del rebaño del pastor al que nadie conocía venían sus diatribas y sofismas, entrelazados entre el céfiro fresco de Gredos. Mi amigo me trajo a la realidad que yo no quería. Se cruzó en mitad del camino, puso la mano en alto, a modo de guardia civil redimido a socialdemócrata, e hizo un ademán al hombre para que se detuviera. El caballo era más enorme en la cercanía. Parecía cincelado a base de piedra y sudor. El caballo resopló, y creo un eco traicionero, solo ahuyentado por el mordaz zumbido de los insectos.
- ¿Me puede Usted dejar un papel de fumar? - El desconocido emitió una vaga sonrisa, apenas visible entre una barba de varios días, recia, azulada. Sus ojos ridiculamente diminutos. Introdujo sus manos con calculada parsimonia en su bolsillo y extrajo un paquete de papelillos "jean". Y Se los ofreció a mi amigo. A mi asustado y emocionado amigo - muchos en aquella época hubiéramos pagado por ser como aquel solitario jinete que se apareció ante nuestros ojos y todos queríamos interpretar una película muy diferente a la que nos tocaba vivir en aquellos días de hambre y solano . Mi amigo dijo:
- Pues, ahora no sé para qué quiero el papel...
- Tú lo que quieres es un cigarro.- Voz de hombre, grave. Sincera. Cansada.
- Si me da un cigarro a mi y mi amigo, la verdad, Dios se lo pagará.- El contrabandista echó mano a su petaca y nos ofreció, socarrón, un cigarro a cada uno. En ese instante creímos que éramos también bandoleros como él, compañeros de sus hazañas. Una especie de "sancho panzas" harapientos y llenos de ilusiones de grandeza. En ese infinitésimo instante nos cerciora
mos que formábamos parte de su banda. De una honrada banda de maleantes de caminos que enamorábamos a ocultas doncellas.
- Ahora nos dará Usted lumbre, ¿Verdad? El bandolero encendió nuestros prestados cigarros con un mechero de mecha oxidado por las noches de intemperie, henchido de una ronrisa de ladrón bonachón.
- Y vosotros ¿Qué teníais?
- Nosotros, muchas ganas de "jumá", ¿Le parece a usted poco?
Todavía hoy recuerdo su recortada silueta perdiéndose entre las juncias del río. Su queda sonrisa entrecortada, invadida por el croar absurdo de las ranas y la acelerada sexualidad de las cosas del campo... Todavía hoy recuerdo su silueta agujereada por el disparo de algún defensor de causas perdidas. De algún ser invadido por el rencor que transmiten los tormentos innecesarios. Todavía hoy recuerdo aquel cigarro. Mi primer cigarro. Mi infantil pecado.

domingo, 11 de enero de 2009

Versos recién pasados por la "pelu".

(He querido que cada verso se impregnara de su color. Cada flor, cada verso, cada palabra unida al color con el que nacen en la memoria. Espero que no os moleste. De todas formas, sabéis que los loros cambiamos asiduamente de plumaje, algo así como a modo de camaleones alados. Un abrazo, queridos amigos de viaje)


Hoy esperé a la musa


a una musa imposible de soñar


Y no vino





Esperé largo tiempo


En un rincón de este necio bar


De este bareto de necios enamorados...





Y no vino





Y el frío me hizo estremecer


Y me acurruqué junto al alféizar de sus ojos


De los que nunca aparecieron. O casi nunca





Por el ángulo de la ventana


De la ventana de todas las tardes. Y noches


Por donde se cuela el frío empapado en ginebra


Por donde hiere el frío que no hiere


Se amaban tres amantes


Y la luna golpeaba sus vergüenzas





Y mis ojos hicieron fotos. Jamás reveladas


Mojadas con un tul de anhelo y deseo







Pero la musa nunca apareció


Ni aquella noche ni muchas





Y la imaginé poseída por otros labios


Por cien besos extranjeros. Menos por el mío...


Y lo que quedaba de mi alma tembló








Como crepitan los corales


Recién infectados de menosprecio


En la rancia oscuridad de este lugar


De este reino de humo y vómito










Pero la luz del primer sol. Del más ladrón


Silbaba recién encarnadas canciones


Justo las que nadie quiere escuchar


Menos ella que siempre las bailaba


arrancándose los velos delante mío


De películas jamás estrenadas. Furtivas.





Ya venía la mañana con su pan bajo el brazo


hecho de niebla recién bombardeada


Y levadura del adalid de las resacas





Ya los fragores de un mundo. Mudo y ajeno


Igual que un batallón de soldados envenenados


Igual que un millón de fusiles como clítoris mutilados..


Restallaba entres mis olvidadas morriñas


Entre las carnes de mis huesos


Y los granos de mi infancia





Ya los insultos del mundo murmuraban


Cuentos sin lobo ni caperucita





Cuentos de periquito sin sarmiento


Y quien no levante el culo se le quedará pegado....





Ya la vida me avisa de que estoy muerto






En el ángulo oculto de este bar








Donde solo beso un frío cristal









Y me sumerjo en diatribas que me resultan ecos


Aprendidos dos mil segundos atrás





Y se mezclan con la borrachera de las luces







Y las palabras inciertas que nunca acaban










Y la musa nunca vino








Y mi musa no regresó jamás.