domingo, 22 de noviembre de 2009

No cae ni una gota

Queridos y sufridos amigos, solo unas letras para deciros que por estos árboles de "la mediterránea" no cae ni una puñetera gota de agua. Deciros que nuestros campos tienen sed y nuestras ciudades, tan imbéciles como siempre, ni chicha ni limoná... es decir, que les trae al pairo el hecho de mirar al cielo para observar la evolución de la vida. En las ciudades, como siempre, se piensa más en la próxima visita al proctólogo o, en su defecto, al hipercons, que relativizar y sosegarse un poco en el tacto rectal de la naturaleza y sus consecuencias colaterales irreversibles.
Queridos y sufridos amigos, solo unas letras para deciros que estoy de vuelta, creo que recuperado de mis males del cuerpo o del alma, que esos si que escuecen y no ceden ni con analgésicos del tipo i bu pro fe si que tanto se ha puesto de moda últimamente a raíz de la gripe que nunca existió, sino en los bolsillos de cuatro, o cinco o, tal vez ¿seis? Seis los Keys, o sino que se lo pregunten a las farmas ceuticas, que ni son de Ceuta ni les gusta la moda...
Os saludo desde la ausencia y me despido desde la presencia, desde estas desgraciadas líneas que me decidí a escribir una tarde de otoño mientras la hojas del desvencijado álamo que me acompaña cada vez que miro hacia el exterior, se rompen en el aire porque no quieren ser pasto de la mierda de cuatro perros.
Un abrazo y, si acaso, nos vemos...