lunes, 29 de diciembre de 2008

A MEDIANOCHE CAMBIA EL JUEGO



Soy un loro. Un loro de lengua atrincherada que siempre repite lo que dicen los demás. ¡Qué puñetera manía con repetir, como una especie de martilleo cansino sobre lo que ya sabe todo el mundo! Loro, lorito. ¡¡Chitón!! Sigo siendo un loro, algo menos grueso de masa corporal pero espeso en lo referente a la masa cerebral. Ya sabéis, queridos y sufridos amigos, que los loros tenemos un encéfalo más bien diminuto, en comparación, por supuesto, con los dinosaurios. He estado callado muchos meses – bueno, ejem..., más bien algunos días- no porque estuviera prisionero, que lo estaba (esclavo de mis rutinas), sino a causa de no tener nada que decir, nada que ofrecer, ni nada que dar. Valga la redundancia. Pero la luna llena, pulposa, sexualmente apetecible, de ayer; no era de este mundo. Era de las dimensiones de la embriaguez, del abrazo y el jadeo solitario y esporádico. La luna de ayer era como el espejo de nuestras propios delirios y anhelos que solo se encuentran con nosotros mismos en el momento más insospechado. Cuando no estamos en celo, cuando no tenemos ni un céntimo y cuando nuestro rubor poético se ha desvanecido en los últimos estertores de la pubertad.





Volé por las dehesas de Alcollarín y mis ojos no encontraron a nadie con quien hablar, sería porque una gran mayoría hablaba de lo mismo cri-cri-cri-cri, maldita costumbre esta que tenemos los humanos de hacer monotemas, monorrítmicos y de hacer leña de los árboles que se caen, aun cuando todavía no ha llegado la primavera! Volé por encima de las millones de casas blancas como carcajadas de niños y, sin quererlo, sin saberlo, huí a otras dimensiones más oscuras y tranquilas. Allá donde los cendales del atardecer se confunden con las mañanas y los cencerros de las bestias con las diatribas de los humanos. Me marché y me calmé llenándome de todos aquellos sonidos y sabores de la campiña extremeña, de ese espacio natural que algunas quieren inundar con las aguas de sus euros ahorrados en la fábrica del ladrillo y la especulación, en vez de dejar a las personas sabias gobernar sus propios recursos y sus propias necesidades. Me marché al lugar donde la venganza y la humillación solo corresponde al débil. Donde no existen patíbulos ni orquestas sinfónicas esperando al reo. Me marché a mi encina. A aquel dominio de madera de cuyas grietas penden todavía lágrimas de hiedra y olvido. A aquel dominio donde hay una ley que dicta las sentencias y todo el mundo las acata, las respeta y no las violenta... Soy un loro, un loro libre, a pesar de la cárcel que llevo sobre mis alas. Un loro viejo en un cuerpo alterado. Un loro lleno de plumas, como ideas que llenan todos los poros de mi cuerpecillo verde. Ideas, ideales. Los únicos que nadie me podrá robar jamás. Ni siquiera cuando muera, porque entonces los ladrones más alevosos se encontrarán unos sesos derretidos y devorados por los gusanos. Ellos serán los últimos cancerberos que se adueñarán de lo que me pertenece desde siempre, desde el principio. De mi herencia más verdadera. Perdonad si os digo que, también, soy un loro despistado con esto de los malditos cambios de hora. Ese es otro tema que jamás he podido entender. Esa manía cierta y puntual de ciertos industriestudiosos (¡Vaya palabrita que me he marcado!) de quitarnos la almohada, o lo que sea menester para el descanso, una hora en la noche cada año. Si los humanos fueran como somos los pájaros no existiría tal discusión y unos y otros retozaríamos como lo hemos hechos siempre. Pero, en fin, esto es como la famosa partida de tute que se desarrolló, si no recuerdo mal, allá en los años de la posguerra, en el taberna de tío Emilio Gálvez. Tío Patajo había llegado de Zorita aquella tarde de otoño, con su burro, sus alforjas repletas raros paquetes envueltos en papel de periódico, unos cuantos reales y muchas ganas de beber vino y jugar a las cartas. La partida empezó a las siete de la tarde. Los cuarterones de vino se fueron sucediendo, uno tras otro; y las partidas y las miradas y los guiños.

fotofrafía: Paco Abril

Dedicada al gran Buho real del
que aprendí los nombres de las flores


También fueron cambiando a lo largo de una partida que se alargó toda la noche y toda la madrugada, sus rivales y sus musas. Habían dado ya las seis de la mañana en el reloj de la iglesia, y el remolino nervioso del amanecer hacía ya acto de presencia. Un perro ladraba en la lejanía, como siempre que sale el sol. Y también el cielo se tiñe del color del vino que no debiste beber. Tío Patajo había perdido ya todo su dinero, el contenido misterioso de sus alforjas, su chambra, su burra y si mi apuráis hasta su casa y su mujer. Además estaba borracho como una cuba. Visto el desenlace, algunos jugadores empezaron ya a compadecerse de él y a recomendarle sabios consejos, el más sabio de todos, el de la retirada. Pero tío Patajo, en ejercicio de obstinación y de abnegada ilusión por el juego no daba su brazo a torcer:
- Déjalo ya Patajo, que es muy tarde....Digo muy temprano. Que vas a perder hasta la mujer chacho!
- No lo dejo.
- Pero, Patajo, que lo has perdido todo, hombre. No ves que ya ha salido el sol. Que viene la viajera en un momento....
- ¡Paciencia y a barajar!
- Cago en la leche, con el tío este. Vamos a ver como te lo explicamos. - Déjame a mi – dijo otro de los rivales - No, no, déjame a mi, que le explico la “tajá” que lleva encima. A ver, Patajo, no te das cuenta que..., bueno, claro, como te vas a dar cuenta con la que llevas encima, si...- Entonces tío Patajo, recogió las cartas, las golpeó contra la mesa con ira y se las entregó a uno de sus contrincantes. Apenas pudieron entenderse, entre la embriaguez del personaje, varias palabras. Pero las mismas resonaron a modo de eco en todos los rincones de la taberna y estremecieron al más pintado:
- Paciencia y a barajar. Chitón y a jugar, porque ¡A medianoche cambia el juego! Pero el sol alto, alumbrando los barbechos, ya se había adueñado de la paz de Alcollarín. De sus cosas, de sus fiestas, de sus chanzas, de sus canciones y, también, de sus disputas.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Un árbol de navidad, no queda también adornado, como tú acabas de narrar esta historia del amigo PATAJO…Que no se emboten tus plumas y que tus alas se sigan abriendo para que sigas mostrándonos todas esas maravillas, que de ese manantial inagotable, nos sigues llenando la tinaja, de ese tan preciado liquido, para que nuestra sed, sea saciada y nos mantengas bien lubricados para seguir disfrutando de tus brillantes dotes literarios.

Con mi reconocimiento y cariño. Recibe un sincero “aletazo” y Dios, te bendiga.

Nombre: Perolo dijo...

¿Algo menos grueso de masa corporal?.

¿Esto es un deseo... o fué escrito hace.......mucho tiempo?. Por que en los dias que estamos es dificil de creer...Que no digo yo que ¡no!, ¡ojo!, pero dificil de creer, si que es.
Ya he conseguido enlazar esta su jaula con el armario de cocina donde encuentro reposo y frialdad a mis ardientes posaderas, no porque ardan en deseos sino por estar siempre dispuesto a hacer una buena caldereta

En este año que se avecina deseo a usted y a su alada progenie un sin fin de dicha y buenaventura que si hemos de hacer caso de los visionarios del futuro, falta nos hará a raudales.

Hasta pronto alado, cabezón.

PD: los loros son un poco cabezones...siempre dicho en metáfora respetuosa, usted ya me entiende...

Que tengas un buen dia.

un loro dijo...

Sus parabienes son inmerecidos, por venir de quién vienen. Ya que fue usted en uno de nuestros muchos vuelos por esos pueblos dejados de la mano de dios; quien me explicó la historia de este tal Patajo, su peripecia inacabada. Que no existe mejor retrato que aquel que se pinta de la propia naturaleza. Y hablando de naturaleza, ¿Ya ha visto vuestra merced como se ponen los cuerpos, verdad? Como si el tiempo nos transportara a un carnaval indefinido e imaginario.
Le tengo preparado más material y más fotos que usted reconocerá enseguida; y que espero que le aligeren el vuelo de ave migratoria - aunque los buhos son más bien pajarracos de presa y algo estáticos-
que tiene pensado para el próximo mes de Marzo.
Un abrazo.

un loro dijo...

Muchas gracias por su visita, querido Perolo. Que sus visistas, bien sabe, que son gratamente recibidas y le pongo el mejor mantel para dar cuenta de lo que se nos ponga por delante. Que no debe vuestra merced escatimar eufemismos para describir mi apéndice timonel, ya que no es metáfora sino realidad que si juntamos nuestros dos "lebos" en un acto de solidaridad con el paseo del Prado; seguro que tienen que cortar el tráfico y contratar una grúa para que quepamos por tan estrecha avenida. Que le vamos a facer; si uno nació con esta sutil característica.
Le quedo muy agradecido por hermanarme con su blog. Una alegría en estos tiempos grises, repletos de nefastas visiones, como usted bien dice y de prejuicios y juicios; que más parece este inframundo una crónica del apocalípsis que una comedia de pandereta y caldereta (mira con rima y todo), sin dejar de lado la ensalada, que conste; afición a la que nos encontramos suscritos media España.
Esta narración la escribí hace unos cuantos meses, antes del verano, y consta de dos partes bien definidas. En la primera aparezco yo mismo conmigo mismo intentando desafiar la fuerza G (la de mister Newton, a ver sino que se había usted pensado, que es uno de naturaleza casta y tradicional)y obsevando como algunos paisanos linchan con fruición a un personaje ya de por sí linchado en los mares procelosos de su propia peripecia. Narra la doble vara de medir de las comunidades; la hipocresía y la arrogancia con la que los adalides de la verdad hacen leña de todo aquello que cae. Nada nuevo, como usted se imaginará.
En la segunda parte explico la historia de otro cabezón; de lo que un hombre contumaz puede llegar a perder, al tiempo que sus compañeros solo se "apiadan" de él, cuando ya nada le queda por perder. Otro caso, pues, de hipocresía comunal y de amoralidad para con el amigo. De este pequeño boceto tengo escrito un relato más detallado en el que aparecen también elementos de misterio como el mencionado contenido de las alforjas del desdichado jugador.
Recuerdo que el texto fue muy bien recibido por nuestros paisanos y en las respuestas que me ofrecieron observé lo dificil que es contentar a todo el mundo sin caer en lo superficial y tópico.
Bueno, bueno, vaya tostada mañanera que te he preparado, amigo mío. Solo le falta la mermelada. Pero desde pequeño me enseñaron que ni todas las flores afeadas por la naturaleza son tan horribles y, también, conservan su parte positiva y un buen aroma; ni todas las rosas de mi jardín son tan inocentes y llenas de sublimes fragancias; pues sus espinos te pueden mostrar, a la vez, el camino del odio y la separación. Me alegran tus visitas y que, como Bogart en Casablanca, siempre nos quedarán los blogs para caernos derrengados. Aunque ni yo soy Bogart, ni esto es Casablanca, sino todo lo contrario.
Mis deseos para ti y tu familia para el 2009 que llega resollando como caballo percherón, son en este orden: Salud, amor, éxito en tus empresas y pesetas. Si, si, ya sé que me parezco mucho a aquellos de la canción de los setenta. Pero si esto lo deseo para mí, también he de desearlo para tí.
Que tengas un buen día, amigo.

lisebe dijo...

Hacía dias que ya no sabia de Ud. señor loro, a veces encuebtras a faltar los sonidos peculiares de aquelllos que te emboban y te entretienen.

Me hubiera gustado apuntarme a entorno en el que huyes de la palabreria rutinaria de la gente de estos dias tan ruidosos y llenos de hipocresia, pero hay quien tiene suerte, y como ud querido loro puede volar hastaa donde le apetece bien porque le llevan o porque quiera. Es una suerte ser loro no se crea.

Excelente recuerdo vivido por las letras escritas.

Que tengas un Feliz Año nuevo y que todos tus deseos y propositos se hagan realidad mi querido Manuel Angel.

De todo corazón , besitos

maracuyá dijo...

Loro...un brindis por tu vuelta, que no sólo llenas el aire de palabras sino de colores. Ya me lo he leído cinco veces entre ayer y hoy y cada vez le encuentro un significado diferente. Eres un loro callado para apreciar tanta belleza de las cosas y luego, y para nuestra fortuna, te pones parlanchín para contárnosla. Sabes, que me vi en esa luna con mis delirios y estuve al lado de la encina para reflexionarlos y ahora estoy esperando la medianoche
sin distraerme, para escuchar claritas las campanadas y que no me sorprenda la aurora sin que cambie el juego. Besitos loro...no te calles

un loro dijo...

Querida Lisebe, ya estoy de vuelta en la rutina de loro viejo, desplumado, artrítico y degoznado. Intentando erguirme sobre la rama de esta encina derrumbado que tengo de techo. Que uno tiene también su prurito de loro coqueto y algo fanfarrón. Faltaría más.
Pasé la Navidad en tierras catalanas, junto a mis padres, que son los que no fallán ni un solo segundo de nuestras vidas. Siempre están ahí, aunque no digan nada. Te miran, se sonreíen y te hacen sentir niño que es lo que muchos necesitamos en este mundo de locos que nos ha tocado vivir. ¡Más mimos y menos euros, pardiez!

Te deseo Lisebe para 2009 todo lo mejor y aunque es tópico que sé que lo es: Salud, amor y suerte en tu larga vereda llena de árboles y sinfonías.
Nos vemos en 2009. Arrivederte.

un loro dijo...

Querida Mara y Cuyà. Feliz hallazgo este de poder hablar con todo un mundo de capítulos, cielos embravecidos y arco iris. A mi, que esto de los blogs, si te tengo que decir la verdad era como un pan sin sal, un ni fu ni fa; y de verdad tengo que reconocer que aquí existe vida, mucha vida y mucho ruído y música. Encantado de haberte conocido, querida amiga; y desde esta rama desvencijada te deseo para tí y tus seres queridos todo lo mejor en este nuevo año 2009 que ya está llamando a la puerta.
¡Mucha salud y mucho amor!

Juan Duque Oliva dijo...

Genio el que derramas por los cuatro costados.

Feliz Año

Besos

Fauve, la petite sauvage dijo...

Qué bonito eso de saber los nombres de las flores, y homenajear al que nos los enseñó.

El juego cambia cada medianoche y cada segundo; todo es cuestión de mover pieza y elegir la mejor para que el contrario también corresponda a su vez...

Es que yo soy otro loro. Y que sepa, señor loro, que somos uno de los animales más inteligentes, aunque la mayoría de los humanos no lo sepan a pesar de que una minoría lo haya estudiado y demostrado.

Y también qué alegría ver por aquí "caras" conocidas, ¡un saludo!

Encantada de conocerte, Manuel Ángel, no serás de Berlín...

un loro dijo...

Hola Fauve. Encantado con tu vista a esta casita realizada con viejos retazos de papel (un poco como la canción aquella de la casita de papel, valga la puñetera redundancia).
No es bueno que las cosas permanezcan quietas demasiado tiempo. Mi opinión es que las cosas, los deseos,el propio unverso..., deben cambiar constantemente. Sin prisa, pero sin pausa, que dice el refrán. No hay cosa que más detesta un loro que el aburrimiento. Si algunos humanos se dieran cuenta de este factor..., no nos harían repetir siempre las mismas absurdas retahilas.
Besitos desde Madrid y, con tu permiso, te enlazo en mi blog.

maracuyá dijo...

hola loro...ni fu ni fa, jajaja....te pasó como a mí con el tango. Vine a contarte que tu juego cambió a medianoche, no sé si para bien o para mal y no sé si vos tomaste cuenta, pero no estás solo. El mío también cambió gracias a esa hermosa salvaje que te ha visitado, así que buscando buenas compañías quise compartir la tarea con vos. Ya sabés que, por supuesto, tenés libertad de tomarla o no, pero a mí me encantaría que la hicieras. UHHHH ya me imagino un loro contando sus colores...Besos

lisebe dijo...

Mi querido loro preferido:

Si pasas por mi casita volando tienes un trabajillo que hacer si te apetece, ok???

Un besazo muakkk

un loro dijo...

Luz de Gas, Mara y Cuyá y Lisebe. Muchas gracias por vuestros comentarios. Voy yo también a cambiar el juego de mis textos para darle un poco de "marcha" al blog, que hay que ver el trabajo que da el condenado.
Lisebe, ya me he pasado por tu casita por lo del trabajillo. A ver qué te parece. Como verás, muy original, muy original, no es que sea.
Chao.

maracuyá dijo...

Gracis Loro...me encantó. Besos

gamar dijo...

Pase por curioso, los loros no son mis aves preferidas aunque algunos tiene bellos colores.
Aparte de chico un amigo, que tenia uno siempre en su hombro, quiso prestármelo y el muy condenado se prendió de mi oreja. Tardo lo suficiente para que me soltara como para no quererlos cerca.
Pero la verdad es que la verba de este me agrada. Leerlo lo transporta a uno, lo felicito y acostúmbrese a verme por aca, aunque mirandolo de reojo porque les sigo desconfiando y mi oreja le tiene cierto recelo.
Un saludo desde muy lejos.

un loro dijo...

Muchas gracias, Gamar por tu visita. Después de unos días de desatinados viajes por el más allá (no me malinterpretes, ya que para un loro viejo como yo, el más allá es simplemente el comienzo de una gran desilusión) vuelvo al más acá. A mi choza construída con tanto esfuerzo y desorden, al calor de un buen poema y una gratificante música de Lisebe y Mara y Cuyà, pues ambos conceptos son compatibles aunque se empeñenen en decirnos lo contrario los adalides de la verdad.
Si no te importa, te hermano con este blog y te me presto a visitarte, aunque siendo un loro de pirata (no del caribe, pardiez) sino del sector de la construcción, juego con la ventaja de asegurarte que ya había visitado tu estupenda página y leído algunos de tus textos.
¡Hasta la vista!